Ayer Jordi Évole volvió a vestirse el traje de “follonero” para emitir un falso documental televisivo sobre el 23F que, con el nombre de “Operación Palace”, desarrollaba la teoría de que el golpe de estado habría sido un monumental engaño urdido en el Hotel Palace por un grupo de políticos y dirigido por José Luis Garci a petición de los propios conspiradores. Este descabellado argumento se apoyaba a lo largo del documental televisivo en las declaraciones de un nutrido grupo de políticos de todas las ideologías y periodistas de renombre como Fernando Ónega, que incluso reconocía su participación directa, escribiendo el discurso del propio Rey.
En resumen, un maquiavélico plan con un fin loable: consolidar la democracia y evitar un golpe de estado real.
Confieso que me lo creí; hasta el tuétano. En mi descargo diré que cuando ocurrió el 23F yo era una niña y que en el Instituto nunca llegábamos a terminar el libro de historia, justo cuando se contaba el final de la dictadura y el principio de la democracia, incluido el golpe de estado.
Mi evolución durante esa hora de “Operación Palace”, en la que no pude separar la vista del televisor, fue cambiando desde la sorpresa con los ojos como platos, hasta el estupor con las manos en la cabeza, para terminar con cara de idiota en una mezcla de sentimientos entre el alivio y la frustración. Alivio, porque tal y como está ahora España, lo que nos faltaba era descubrir que desde hace tres décadas vivimos en una constante mentira y no sólo en los últimos tiempos en los que se nos trata permanentemente como menores de edad. Frustración porque en cierta medida me sentí traicionada por Évole, al que tanta credibilidad le he otorgado desde que dejó de ser el gamberrete televisivo, para convertirse en el periodista incisivo que consigue lo que otros son incapaces de hacer, con su estilo tan personal.
Una vez transcurridos unos segundos y reorganizada esa cascada de sentimientos encontrados, sólo pude exclamar: ¡qué bueno! y claro, fue inevitable que me viniese a la cabeza la famosa “Guerra de los mundos” de Orson Welles, salvando las distancias.
Mi primer impulso fue escribir un post sobre el tema del documental falso, pero decidí dejarlo enfriar durante la noche y madurarlo por la mañana y la verdad, se pueden extraer muchísimas conclusiones y algunas de ellas provocan bastante temor.
En primer lugar, lo fácil que es manipular la realidad e incluso la propia historia desde los medios de comunicación. En este caso Jordi Évole reconoció inmediatamente el engaño al final de la emisión, cosa que es de agradecer, puesto que otros muchos intentan engañarnos y no lo confiesan. Los medios de comunicación deben tomar conciencia de la enorme importancia y responsabilidad que tienen frente a la sociedad.
En segundo lugar, la importancia trascendental de la credibilidad y los argumentos de autoridad. Si Jordi Évole hubiese emitido este mismo documental hace unos años cuando era conocido como el “follonero”, seguramente no hubiese causado el mismo impacto y, por otro lado, la selección de personajes que ofrecían su versión de los hechos estaba tan bien trabajada que era difícil no caer en la trampa.
En tercer lugar y más preocupante, el hecho de creer lo que estábamos viendo en el documental televisivo nos lleva a la conclusión de que realmente en el fondo creemos que los políticos y los medios de comunicación son capaces de crear conspiraciones al más alto nivel y engañar a todo un país.
Y, por último, desde el análisis televisivo, ¿qué consecuencias puede tener para “Salvados” la emisión de este falso documental? ¿ha perdido Jordi Évole parte de la credibilidad ganada en los últimos tiempos después de este “juego” televisivo? ¿tendrá consecuencias en su nivel de audiencia? Pero además me surgen otras preguntas: ¿por qué precisamente ayer, además de por el hecho evidente de que era 23F? ¿tuvo algo que ver con el estreno del nuevo programa de Risto Mejide y por tanto con una simple lucha de audiencias?, si fuese así, realmente mi decepción llegaría al extremo…
De momento la consecuencia directa es un 23,9% de audiencia y el estallido de las redes sociales durante su emisión.
Noelia Perlacia
Directora de Comunicación Corporativa y Eventos
Tu decepción, Noelia, puede llegar al extremo, pero ya sabes que el medio de vida de los medios que no son de pago está en conseguir audiencia logrando así ingresos por Publicidad. ¿Te has preguntado por qué El Mundo dio un giro de 180º a su línea editorial el año pasado, independientemente de que Pedro J. haya sido cesado este?
La audiencia general se alimenta, además de información, de escándalos, bien sea de la vecina, de un famoso o de la Familia Real. Y en esa alimentación hay posicionamientos que, independientemente de la crisis económica, inclinan el interés hacia un lado u otro.
En competencia con Cuatro, La Sexta se posicionó en el “meneo” del escándalo político a través de varios de sus programas y eso le hizo disparar la curva de televidentes, su “share”. Pero las curvas hay que seguir alimentándolas para que mantengan la ascensión, si no…. la competencia reacciona. A Jordi Évole y su Guerra de los Mundos a la española hay que reconocerle creatividad y capacidad de guoinizar una historia sobre la que, aunque la confesión final la alejase de la realidad, cabe preguntarse: ¿cuántos contactados se habrán quedado con la mosca… ya sabes dónde, pensando que tal vez no toda la historia sea una invención?
Aunque haya fugas, seguro que lo que gana Jordi es fidelidad de audiencia; si de vez en cuando alguien hace zapping para ver a quién está poniendo a parir a base de ristadas ese Risto, no pasa nada siempre que Jordi siga hurgando hábilmente en heridas.
Estimado Gregorio. Muchas gracias por tu comentario. Sin duda el pelotazo de audiencia de anoche ha sido muy positivo para el programa y para la cadena, pero Jordi Évole nos ha hecho reflexionar y eso siempre es positivo.
Hola Noelia, quédate tranquila, parece que el propio Jordi Evole asegura que no lo hicieron por conseguir audiencia, transcribo sus palabras:, en las que explica sus razones de semejante documental:
“No esperábamos esa audiencia, pero no lo hemos hecho por la audiencia. Nos gusta experimentar en televisión, nos divierte, tiene muchas posibilidades que no utilizamos. Y en segundo lugar lo hicimos porque vivimos un momento de ‘tsunami informativo’ y hay que saber elegir la información. También para criticar; criticar que en este país haya falta de transparencia”.
Yo, tengo que reconocer, que como tú, me lo creí enterito y me sentí como una boba crédula cuando se destapó el pastel. A veces es mejor no creer….o mejor, seleccionar bien en quién se cree y en este aspecto Jordi me ha descolocado porque aún creyendo en él me he sentido un poco engañada…. en fin, al final, hay que tomarse todo con humor….mejor será!
Gracias por tu post, me ha encantado 🙂
Me alegro mucho de que te haya gustado. Personalmente, ya he perdonado a Jordi Évole y seguiré perteneciendo a su grupo de fieles seguidores, pero sin duda nos ha dado una lección: la de tener siempre en alerta nuestro sentido crítico.
Hola Noelia,
No es nada nuevo lo que ha hecho Évole. Fontcuberta tiene verdaderas joyas de esta disciplina ya bastante machacada en la profesión que es el falso documental. El famoso, desde luego, no es el de Wells sino el de Kubrick y la llegada del hombre a la luna. Tambien se hizo un making of de este ultimo, absolutamente genial. Si no recuerdo mal, Felipe Mellizo hizo una serie completa para la 2 absolutamente maravillosa. En uno de los capitulos contaba el malogrado asesinato de Lorca, que no murió en el fusilamiento, pero perdió la memoria y fue recogido por unos labriegos hasta el fin de sus dias… Hay muchos ejemplos de esta disciplina. Persigue la reflexion, el pensar por uno mismo, el cuestionar las cosas que aceptamos como verdades por el hecho de que nos lo cuenten a traves de un medio de comunicacion. Y eso es maravilloso. Todo lo que haga pensar siempre es positivo.
Por otra parte… El de Évole se veia falso a los 4 minutos de empezar… Y lo demás ya era disfrutar con los participantes y el guión. Como se nota que en España no pensamos demasiado, eh? Si Évole la ha montado con tan poca cosa… Y además… Qué sabemos de verdad de lo que pasó ese 23F?
Hola Celia, por lo que veo te dedicas al mundo audiovisual y desde el punto de vista de un profesional del medio probablemente es muy sencillo descubrir el engaño a los pocos minutos de empezar. Sin embargo los 5 millones de personas que vieron el documental no son profesionales del sector y hubo de todo: los que se lo creyeron y están sumamente enfadados con Évole porque se avergüenzan de haber caído en el engaño, los que lo creyeron y luego pensaron que realmente era un experimento interesante (mi caso), los que no se lo creyeron en absoluto (tu caso) y los que se dieron cuenta a lo largo de la emisión. Tú misma has dado la clave ¿qué sabemos del 23F?, hay tantas teorías, rumores y conjeturas que una nueva versión, refrendada además por los testimonios de conocidos personajes de la política y el periodismo de este país, muchos de ellos con grandes dosis de credibilidad hacían del experimento un relato verosímil. No creo que en España no pensemos, pero sí que es verdad que este experimento ayudará a mucha gente a analizar la información que recibe con una mirada mucho más crítica.
Desde qué el gobierno socialista despenalizo la falsedad en documento privado y confundió el derecho a no confesarse culpable o no declarar contra sí mismo con el derecho a mentir, a los jueces les importa un bledo la verdad y los medios cuentan la desverdad que le interesa, la moral ha desaparecido, este va de moderno pero hace lo mismo, mentir y jugar con ello, la política de masa mentir, someteréis e impondréis vuestra voluntad, franco muy malo Carrillo muy bueno, la homosexualidad sana, la castidad de gilipoyas, las nucleares asesinas, los catalanes oprimidos… os acordáis la máxima de Cristo la verdad os
hará libre, pues darle la vuelta.
Nuestro país suele quedarse con el envoltorio: Èvole hace un falso documental sobre el 23F y nos lo creemos”, y dejamos escapar el fondo como agua entre los dedos: puede hacer un falso documental y que nos lo creamos porque sencillamente no sabemos qué pasó. Los documentos sobre el intento del Golpe de Estado del 23F están por Ley clasificados y secretos durante 50 años, un plazo muy superior al de otros países ¿No tenemos derecho a saber quiénes intentaron acabar con nuestra democracia y porqué? Medio siglo es tiempo suficiente para que quiénes estuvieran detrás, quiénes hubieran mantenido posturas cuestionables, o quiénes lo apoyaran abiertamente desde el secreto, mueran, para que prescriban sus delitos, o para que olvidemos…Lo de siempre. Borrón y cuenta nueva. En 2030 le importará a alguien saber que tal persona participó? Creo que no, ya que nos encontramos muchas veces con un desconocimiento atroz de nuestra propia historia, desconocimiento interesado. Que no llegara esa clase en el Instituto no es casual. Ninguno llegamos. Personalmente me encantó el experimento de Évole y especialmente que nos haya mostrado qué fácil es manipular cuando se nos niega el acceso a nuestra información, porque es nuestra de los ciudadanos. No he escuchado muchas reflexiones al respecto. Y para mi ha sido lo más importante.