Las empresas tienen, hoy en día, una importante responsabilidad con el entorno en el que se desarrollan y llevan a cabo su actividad, tanto desde el punto de vista medioambiental, como social y económico. La RSC o Responsabilidad Social Corporativa es cada vez más importante en las estrategias de todo tipo de empresas, entre otros factores, porque los públicos son cada vez más exigentes en esta materia.
Pero ¿son verdaderamente “verdes” las marcas todos los días del año?
Hay que decir que hay compañías que han interiorizado de forma real y muy efectiva la responsabilidad social corporativa frente al impacto que su actividad provoca en el entorno. Compañías como DHL, por ejemplo, cuyo negocio es la logística y el transporte y, por tanto, provocan un fuerte impacto medioambiental, llevan años implementando ambiciosos planes para disminuir sus emisiones y concienciar sobre ello, tanto internamente, como externamente.
Lógicamente, hay sectores en los que el esfuerzo, en este sentido, es mucho mayor, por las implicaciones de su propia actividad. Algunos ejemplos serían el transporte, la construcción, la alimentación, la energía, la moda… En sectores como estos, el esfuerzo en materia medioambiental, por ejemplo, es mucho mayor que en otras actividades.
Habitualmente, cuando hablamos de acciones y planes de Responsabilidad Social Corporativa, nos vienen a la mente aspectos relacionados con la sostenibilidad ambiental y con la acción social, relacionada con ONG´s y a capas poco favorecidas de la sociedad o, también, con planes de ayuda en países en vías de desarrollo. Sin embargo, la RSC debe ir mucho más allá o, mejor dicho, debe estar mucho más cerca del ADN de las propias marcas.
La RSC se refleja en todas las áreas de la actividad de las marcas
En ocasiones, nos empeñamos en mirar al horizonte, cuando las posibilidades de acción por parte de las empresas están mucho más cerca y pueden desarrollarse cada día:
- En la propia actividad de la compañía, ofreciendo al mercado productos o servicios que aportan soluciones útiles, reales y accesibles.
- Ofreciendo unas condiciones laborales dignas para todos sus trabajadores y, también, para sus colaboradores.
- Fomentando el respeto hacia las personas, sea cual sea su condición y su raza, género, religión, etc.
- Por supuesto, tomando medidas para fomentar un crecimiento sostenible y respetuoso con el entorno y compensando aquellas actividades que produzcan un impacto negativo en el medioambiente.
- Tomando medidas internas efectivas, como el control del consumo de energía y agua, así como el reciclaje de residuos.
- Fomentando las conductas éticas en todos los ámbitos de la compañía, por parte de todos sus miembros y de sus colaboradores.
- Cumpliendo con los compromisos adquiridos con todos los actores con los que interactúa la compañía en el ámbito de su actividad.
- Mejorando la situación económica y social en su entorno más cercano.
- Fomentando el crecimiento profesional y personal de sus trabajadores.
- Implicando a todos sus públicos, colaboradores y socios en el plan de RSC.
Hay marcas que solo tienen en cuenta la RSC de forma puntual, en fechas concretas o como una estrategia más de marketing; el impacto positivo en su entorno no forma parte de su propósito y solo sirve a intereses de imagen o comerciales. El efecto de las acciones que se desarrollan con este objetivo son igualmente puntuales e irrelevantes.
La RSC debe impregnar a la compañía en todos sus aspectos y en su día a día, de forma constante, ya que, cuando se desarrolla de forma real y coherente, produce efectos muy positivos en la propia marca, aportando una buena reputación, un refuerzo del sentimiento de pertenencia de sus trabajadores y de la cultura corporativa, una imagen de marca positiva ante todos sus públicos, etc.
Noelia Perlacia
Socia y Dircom Avance Comunicación