Se dice que las situaciones de crisis son en sí mismas oportunidades. Esta profunda y larga crisis que sufrimos desde hace seis años ha tenido algunas consecuencias necesarias en todos los sectores empresariales y también, como no podía ser menos, en el sector de los servicios de marketing. Sin embargo, actualmente nos está llevando a la deriva de una deflación permanente, puede que en grave detrimento de la calidad.
Podemos decir que hasta 2007 no sólo existía una burbuja inmobiliaria; también la comunicación corporativa, la publicidady el marketing en general vivían un momento de euforia artificial en el que las empresas aceptaban con relativa facilidad enormes presupuestos, basados muchas veces en tarifas muy elevadas, en ocasiones justificadas y en otras no.
Los primeros años de la crisis han servido para devolver la cordura, tanto a los clientes que demandaban servicios de marketing cuyo resultado era “matar moscas a cañonazos”, como para devolver las tarifas a un mayor equilibrio entre la calidad y el precio, además de desterrar a parte de los falsos profesionales del sector (aunque lamentablemente otros muchos buenos profesionales han quedado por el camino).
Sin embargo la prolongación de esta crisis está produciendo en los últimos tiempos el inicio de un viaje con difícil retorno al extremo contrario: estamos en la era del “Marketing Low Cost“. Y esto no es simplemente una definición copiada de las compañías aéreas, ya que algunas empresas del sector definen exactamente así sus servicios.
Gestión de redes sociales 199 euros, diseño gráfico y producción de 1.000 trípticos 320 euros, fee de comunicación corporativa 335 euros. Estas son tarifas reales obtenidas mediante una búsqueda aleatoria en Internet. En ocasiones estas tarifas vienen obligadas por las exigencias del cliente y en otras, por la competencia de precios a la baja, agravada por el creciente número de profesionales que al encontrarse sin trabajo deciden ofrecer sus servicios como freelance, tanto a las agencias de publicidad como al cliente final.
¿Es posible mantener la calidad a cualquier precio? ¿el coste se ha convertido en el único factor determinante y valorable por parte de los clientes?.
Esta situación requiere una reflexión profunda sobre el futuro del sector. La calidad debe ser valorada en su justa medida, tanto por los profesionales y agencias de marketing, publicidad y comunicación a la hora de establecer sus tarifas, como por los clientes, que deberán apreciar debidamente la relación entre la calidad y el precio.