Te levantas una mañana. Enciendes tu ordenador y ves un e-mail en el que un cliente te pide creatividades para su marca, una estrategia rompedora o te manda el briefing para ese evento que llevan tiempo queriendo organizar. En la mejor de las situaciones, tu mente empieza a maquinar ideas a una velocidad vertiginosa y a brotar de tu mente posibles bocetos, diseños, acciones o emplazamientos. Esto es lo que algunas personas creen que ocurre, pero, la realidad es muy distinta.
Ahora, pongamos los pies en la tierra. Para nuestra desgracia, esto no es lo que suele suceder, en la gran mayoría de los casos. La realidad es que nos enfrentamos al síndrome del folio en blanco (a veces difícil de combatir) y a un proceso creativo, que consta de varias fases.
Pero antes de dar comienzo con el contenido de este post con motivo del día de la creatividad, queremos definir este concepto y hablaros del síndrome del folio en blanco, el mayor problema al que nos enfrentamos.
Qué es la creatividad y cómo luchar contra el folio en blanco
La creatividad es la cualidad de crear o inventar algo. Gracias a ella, podemos ofrecer soluciones originales a las demandas de nuestros clientes. Pero, la creatividad es caprichosa y por mucho que nos empeñemos, a veces no acompaña y nos da “el blancazo”, lo que se conoce como el síndrome del folio el blanco, un bloqueo que impide que las ideas broten.
Para evitarlo, se recomienda, en muchos casos, hacer algo relajante, ya que la sensación de falta de ideas y de no avanzar suele traer consigo una ligera frustración. Es recomendable ver trabajos anteriores, para recordar acciones que puedan ser replicadas o que sirvan de inspiración, para la acción que quieres desarrollar. Por otra parte, dicen que la creatividad llama a la creatividad, por tanto, realizar actividades artísticas y/o culturales en tu tiempo libre, pueden ayudarte a desarrollar tu capacidad creativa e imaginativa.
¿Qué es el proceso creativo? ¿Qué fases tiene?
Regresamos a la escena que os planteamos en el primer párrafo. Estamos delante del correo y leemos el briefing de nuestro cliente. En este momento ya ha dado comienzo el proceso creativo. La primera fase consiste en la recopilación y búsqueda de información.
Durante la segunda fase, la información recogida empieza a ser procesada y brotan las primeras ideas, que deben ser analizadas, para elegir la idea que sea más compatible con las necesidades y requerimientos del cliente y con los objetivos del proyecto, buscando siempre un enfoque estratégico.
Una vez que tenemos la idea definitiva, ya podemos darle forma y empezar a crear bocetos rápidos, a plantear propuestas de acciones o de eventos. Posteriormente, se mejorarán los planteamientos siguiendo los cambios y adaptaciones que sean necesarios (la comunicación con los clientes es esencial en este proceso).
Una vez que la propuesta aúna el toque creativo y las necesidades del cliente, se avanza a la cuarta fase. En esta fase, ambas partes aprueban el proyecto. Por último, está la fase de la ejecución. Llevas las ideas a la realidad y se procede a la impresión, publicación o ejecución del evento.
A la hora de realizar campañas, eventos o cualquier otra acción, es importante que se realice un análisis de resultados, para conocer la efectividad y los beneficios obtenidos, para saber en qué grado se han conseguido los objetivos.
Como has visto a lo largo de este post, el proceso creativo puede ser largo. Es un proceso que requiere de tiempo (aunque la realidad es que los clientes lo quieren todo perfecto, para ahora) y, en muchos casos, la comunicación y la relación con el cliente puede llegar a ser determinante. Por eso, nunca olvides ajustar bien los tiempos y establecer canales de comunicación directa que agilicen este proceso.
Andrea Arroyo
Técnico de Comunicación en Avance Comunicación