La inteligencia artificial (IA) ya nos rodea y facilita muchas de nuestras tareas del día a día. Esta tecnología permite el desarrollo de máquinas que ejecutan tareas sin la supervisión de personas y son capaces de aprender, para perfeccionar su trabajo.
Hay numerosos ejemplos, por todos conocidos: los asistentes de voz, los planificadores de rutas, la búsqueda predictiva de Google, son solo algunos ejemplos, pero existen muchos más en nuestra vida cotidiana.
Científicos e investigadores como Stuart J. Russell y Peter Norvig, clasifican la inteligencia artificial en cuatro categorías:
- Sistemas que piensan como humanos
- Sistemas que actúan como humanos
- Sistemas que piensan racionalmente
- Sistemas que actúan racionalmente
De momento, la inteligencia artificial se limita a la realización de tareas de forma automatizada, que nos facilitan la vida y nos aportan comodidad. Sin embargo ¿Qué nos depara el futuro? ¿Será capaz la IA de desarrollar capacidades puramente humanas como las emociones o la creatividad, más allá de una mera imitación? ¿Seremos superados e, incluso, controlados por las máquinas como sugieren algunas películas de ciencia ficción?
Algunos investigadores apuntan a esta teoría, afirmando que las máquinas superinteligentes podrían llegar a ser incontrolables.
Para evitar este futuro, se ha planteado la idea de crear un ‘Botón de Pánico’, algo así como una ‘escotilla de escape’ para los investigadores de inteligencia artificial, una forma de detener la evolución en caso de que se produzca una situación crítica.
El objetivo de esta escotilla de escape es evitar que la inteligencia artificial sea capaz de tomar decisiones por sí misma. Por ejemplo, si la IA se desarrollara hasta conseguir el poder de controlar el mundo, los investigadores podrían desactivarla. Esta idea está muy en boga en el mundo de la inteligencia artificial y es que una máquina inteligente y, a la vez, incontrolable, podría ser un peligro potencial para la raza humana.
Pero si se activa el botón ¿Qué sucederá con los robots y las máquinas inteligentes que están desarrollándose actualmente? Es decir ¿Qué sucederá con todas esas máquinas que ya han sido desarrolladas?
Según los investigadores plantean, todas las máquinas inteligentes ya existentes seguirán existiendo y seguirán haciendo lo que hacen. Pero, ¿y las que se están desarrollando? ¿Podrían ser desactivados los robots ya creados?
Comenzando por los robots ya existentes, se estima que actualmente hay en el mundo más de 1,5 millones de robots y, según el informe World Robotics 2017, este número sigue creciendo de forma exponencial.
Según el documento de la Asociación de Robots de la Unión Internacional de Automática (AIA-IARU) ‘World Robotics 2017’, alrededor de 1,5 millones de robots se encuentran en el mundo, siendo los más utilizados en la industria automotriz, la fabricación de componentes electrónicos y en la producción de alimentos. De hecho, según el informe, el número de robots industriales en el mundo se ha triplicado en los últimos diez años y el número de robots en crecimiento es aún mayor en la industria de alimentación. Así, en la industria automotriz, se comercializan robots industriales en más de 60 países, y en la industria de alimentación se comercializan robots en más de 80 países.
El texto superior, en cursiva, ha sido creado con inteligencia artificial, a partir del tema de este post, sin ninguna intervención humana; un texto basado en información ya existente y redactada de manera original, por lo que no es un plagio.
Según algunos expertos, afortunadamente para los que utilizamos la creatividad en nuestro trabajo diario, hay tres capacidades que no pueden ser sustituidas por IA: la empatía, el liderazgo y la creatividad. La IA puede llevar a cabo nuevas creaciones, basadas en datos o trabajos anteriores pero, en teoría, no podrían ser productos realmente innovadores o disruptivos, puesto que siempre se basarán en un aprendizaje sobre lo ya existente.
De momento, podemos respirar tranquilos y seguir disfrutando de las facilidades que nos proporciona la IA.
Noelia Perlacia
Socia y dircom de Avance Comunicación