Desde hace un tiempo a esta parte, se ha hecho muy popular la expresión “periodismo ciudadano”, favorecida sin duda por la facilidad que el soporte de la web 2.0. las redes sociales, los blogs, etc. ofrecen a la hora de difundir información. El “periodismo ciudadano” se define por tanto como la difusión de información por parte de la ciudadanía, fuera de los medios de comunicación.
Como periodista vocacional y profesional, no puedo admitir tal definición. ¿Alguien le encargaría la construcción de su casa a un “arquitecto ciudadano”, se dejaría sacar una muela por un “odontólogo ciudadano” o pondría sus asuntos legales en manos de un abogado ciudadano? “No es lo mismo”-dirán muchos-“cualquiera puede coger un bolígrafo y escribir, pero no todo el mundo es capaz de sacar una muela”. Éste es precisamente el error: considerar que la labor periodística conlleva menor grado de responsabilidad que cualquier otra.
No confundamos los términos: el ciudadano que (con todo su derecho) se hace eco de una información y la difunde o emite su opinión a través de los diversos medios a su alcance es un TESTIGO de la realidad, mientras que el PERIODISTA que ejerce su labor con profesionalidad contrasta los hechos, busca las diversas versiones, analiza la información, se documenta…es decir, aporta valor a dicha información y cumple una función de gran relevancia social. Esta labor social es fundamental, entre otras cosas, para mantener una democracia fuerte y viva, sobre todo en situaciones especialmente delicadas como la que vivimos debido a la crisis.
Nunca debemos olvidar que en los regímenes dictatoriales o falsamente democráticos, lo primero que hace el poder es poner bajo su control a todos los medios de comunicación, porque la información es poder y es una forma de dominio y manipulación muy poderosa.
Con esto no es mi intención denostar la difusión de información por parte de los ciudadanos, ni mucho menos. De hecho son una fuente de información muy valiosa (los periodistas y los medios no son omnipresentes), que puede enriquecer y complementar la labor periodística, pero nunca sustituirla o equipararse a ella.
Por supuesto en todos los gremios hay buenos y malos profesionales, nadie defiende que todos los periodistas hacen bien su trabajo, ni mucho menos, pero es necesario poner las cosas en su sitio, ya que suficientemente dañada está la profesión periodística como para añadir más leña al fuego, aunque a algunos pueda interesarles.
Noelia Perlacia
Responsable de Comunicación y Eventos
Magíficamente expuesto. Los profesionales de la formación y aprendizaje decimos lo mismo, todo el mundo sabe cosas pero no todo el mundo sabe cómo enseñar y generar procesos de aprendizaje.
Así va la formación para el empleo como va, cada vez de peor calidad, un mercado.
Los profesionales, convertidos en trabajadores de bajo nivel, para empresas administradoras, que no se preocupan de la calidad de los contenidos sino de la fácil comercialización.
Todos podemos informar y compartir el conocimiento, pero si se desprofesionaliza, la información se convierte en cotorreo y el conocimiento en tonteria.
Gracias por tu comentario Ana.Tienes razón el mundo de la formación también está llena de falsos gurús, pero es labor de los profesionales separar el polvo de la paja. Saludos.
Totalmente de acuerdo, les dejo una reflexión de Alberto Arébalos sobre este tema en el minuto 1:37:55 de Hangouts de Periodismo a cargo de Mauricio Jaramillo. http://youtu.be/zC2qKfuoHZ8?t=1h37m55s
Gracias Edicson por tu aportación y por el vídeo de Alberto Arébalos con el que estamos totalmente de acuerdo. Saludos.