La película “Ocho apellidos vascos” se ha convertido en el fenómeno cinematográfico de las últimas semanas. Desde su estreno ha batido récords de recaudación y ha logrado el hito de convertirse en la película más vista de la historia del cine español…ahí es nada. Y no sólo eso, sino que incluso se ha colado hoy mismo en el Senado. Sin entrar a valorar su calidad o su indudable capacidad para hacer pasar un buen rato de risas al espectador, este largometraje se ha convertido en el máximo exponente de lo que es capaz el “boca a boca” o para los más modernos el Word of Mouth.
Es curioso cómo en España solemos tener un complejo algo absurdo hacia nuestra rica lengua, ya que tenemos términos para definirlo casi todo, pero en inglés siempre nos suena mejor. El boca a boca de toda la vida, mezclado con un poco de redes sociales y otro tanto de viralidad y ¡chas! ya tenemos un word of mouth de lo más vanguardista, así que usaremos las dos y así todos contentos.
Al margen de la consideración anterior, que seguramente será tema para otro post (cómo la mayoría de las consideradas nuevas herramientas y estrategias de márketing ya estaban inventadas y, simplemente, se han actualizado gracias a los avances tecnológicos y nuevos soportes digitales, así como a anglicismos que tienen su perfecta correspondencia en castellano…), no cabe duda de que el boca a boca o word of mouth ha sido la acción promocional más importante, económica y efectiva de la película.
Esta enorme importancia del boca a boca o word of mouth, probablemente inesperado incluso para los propios creadores y protagonistas del largometraje, queda patente en hechos tan curiosos como que, al contrario de lo que suele ocurrir tras un gran estreno (los primeros días se produce una gran recaudación y luego va disminuyendo paulatinamente), en el caso de “Ocho apellidos vascos” la recaudación del segundo fin de semana dobló a la del estreno, según ha sido publicado en diversos medios.
Inesperado, impredecible, arrollador y sobre todo ¡gratis! éste es a veces el gran secreto del éxito de un producto: de pronto el prosumer se convierte en el gran valedor y actor marketiniano para el mismo, apoyado por el gran altavoz que proporcionan las redes sociales. La clave: un contenido llamativo, provocador y divertido.
Una cosa está clara: España tiene ganas de reírse e incluso de mirarse al espejo y reírse de sí misma y eso es un gran paso hacia la positividad.
Fuente de la imagen: filmaffinity.com
La comunicación con más capacidad de convencer, de persuadir por sí misma. Y de la manera más rápida. Lo que todas las estrategias publicitarias buscan como follow up espontáneo. Un magnifico consolidador de imágenes de marca, aunque también es muy útil para neutralizar actitudes conseguidas.
El boca-a-boca siempre habrá de ser tenido en cuenta por un comunicador.