Hace ya unos cuantos años, cuando yo empezaba en el mundo del periodismo, las cosas eran muy diferentes: los medios de comunicación tenían una total hegemonía sobre la información que llegaba a las audiencias y los receptores eran meros sujetos pasivos expuestos a todo tipo de mensajes.
La información se elaboraba de forma prácticamente artesanal: una grabadora de cassette (los más modernos usaban mini-cassettes), ordenador con pantalla de fósforo verde y cierta habilidad para la palabra escrita o hablada eran nuestras herramientas de trabajo. El mundo digital era ciencia-ficción, hasta el punto de pasar las grabaciones del cassette a cinta abierta, cortando con tijera y pegando con cinta adhesiva para delimitar exactamente el inicio y el final de la declaración seleccionada…el tiempo era mucho más lento.
Cada medio tenía su ritmo, se sabía que la radio era el medio más inmediato, luego estaba la televisión con el poder de las imágenes y por último la prensa, que compensaba su falta de rapidez con un análisis más profundo y detallado de las informaciones. El éxito consistía en ofrecer la mejor información o la exclusiva más destacada, pero la rapidez no era lo más importante.
Todo esto ha pasado a la historia. Hoy en día los medios de comunicación conviven con las redes sociales y los medios digitales, de hecho los medios convencionales tienen sus perfiles sociales y versiones online. Pero todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes: la información fluye de forma continua como nunca lo había hecho, las noticias se transmiten en tiempo real y los receptores reaccionan a través del universo 2.0. aportando su visión, su opinión o incluso convirtiéndose en testigos excepcionales de la noticia.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce: la presión de la rapidez impuesta por las redes sociales y los medios online en ocasiones va en detrimento de la elaboración de la información, ya que no hay tiempo para contrastar suficientemente y los públicos demandan inmediatez. La convivencia entre los medios convencionales y los nuevos soportes digitales provoca una interacción permanente entre ambos mundos y una influencia muy importante de las opiniones y demandas de las audiencias.
Hasta tal punto es importante esta influencia y esta presión, que provoca cambios en los medios de comunicación. El ejemplo más reciente ha sido el caso de las declaraciones de Mª Dolores de Cospedal en lavanguardia.com. La versión digital del periódico La Vanguardia publicó un titular entrecomillado en el que Cospedal afirmaba: “Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca”. Inmediatamente la redes sociales, y especialmente Twitter, se incendiaron, llegando al punto de colocar como trending topic insultos directos a la dirigente del PP.
Cospedal reaccionó en Twitter negando dichas declaraciones y tras el revuelo digital y los desmentidos, el medio rectificó el titular a: “Los votantes del PP son los que pagan la hipoteca”. Las redes sociales influyen de forma directa en una rectificación.
Pero el ejemplo paradigmático ha sido la desaparición del programa La Noria de Telecinco en 2012. Después de varios años de exitosa emisión, la entrevista a la madre del Cuco previo pago, llevó al bloguero Pablo Herreros a iniciar una campaña en las redes sociales incitando a los anunciantes a retirarse de un programa en el que se pagaba a la madre de un delincuente. El apoyo masivo de la iniciativa en las redes sociales provocó que las diferentes marcas fuesen poco a poco retirando su inversión publicitaria hasta hacer que el programa se eliminase de la parrilla por falta de financiación, a pesar de su alta audiencia. Un caso único en los medios de comunicación.
¿Hasta dónde puede llegar la influencia de las redes sociales en los medios de comunicación convencionales? ¿esa influencia es positiva o negativa para la información y la labor periodística?¿la interacción entre los medios y las redes aporta valor a la información o facilita la manipulación? En plena efervescencia del social media, es complicado obtener conclusiones definitivas sobre estas cuestiones y será necesario contemplarlas con perspectiva para poder valorarlas convenientemente.
No obstante el mayor reto de los medios hoy en día es conjugar la inmediatez con la veracidad y aportar valor frente a la mera difusión de informaciones.
Noelia Perlacia
Responsable de Comunicación