Hace escasos días, dos noticias prácticamente simultáneas en relación con el periodismo gráfico saltaron a los medios. En primer lugar La Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología declaró que el periódico “Ideal” de Granada vulneró el Código deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), al infringir el principio de respeto a la intimidad y propia imagen de un menor que aparece, tras ser atropellado en una carretera, en la fotografía de portada del periódico del 19 de septiembre, según una información aparecida en la web de la Asociación de la Prensa de Madrid.
El segundo caso sobre periodismo gráfico es el de las fotos del accidente de Santiago de Compostela en “La Voz de Galicia”, respecto a las cuales, al contrario que en el caso anterior, La Comisión de Arbitraje declaró que no vulneraron el Código deontológico en lo que se refiere al principio de respeto a la intimidad y propia imagen de las víctimas del accidente ferroviario de Santiago que aparecen en la imagen de portada del periódico el 25 de julio de 2013.
Dos casos similares, pero con resultado bien distinto. Por ello, quizá conviene hacer una reflexión sobre el periodismo gráfico: una imagen ¿vale siempre más que mil palabras?
En 2010, un toro atravesó la boca de Julio Aparicio con su pitón derecho. En la gravísima cogida, el astado introdujo el pitón en el cuello del torero, justo por encima de la nuez, hasta que el asta asomó por la boca, provocando tremendos traumatismos en el maxilar y la lengua.
Todos los medios de comunicación publicaron la imagen, pero si nadie hubiese visto la foto, ¿una descripción como la del párrafo anterior sería suficiente para conocer la magnitud de la cogida?
Las crudísimas imágenes de Julio Aparicio con todo lujo de detalles y desde todos y cada uno de los posibles planos y puntos de vista recorrió el país de punta a punta. ¿Era necesario?
Algunas personas, que no tenían ni tienen nada que ver con el mundo de la comunicación o del periodismo y el periodismo gráfico, comentaron en su momento: “me parece una vergüenza que hayan publicado esta foto”. Quiza eso debería llevar a alguna conclusión.
Cuando vemos las imágenes más crudas de la guerra, de la desolación, de niños muriendo de miseria…esas instantáneas producidas por el periodismo gráfico tienen un objetivo informativo y además sirven para remover conciencias. ¿Para qué servía la imagen de la cogida de Julio Aparicio?
Toda la prensa sin excepción ninguna, eligió publicar la espeluznante imagen del torero con su boca abierta y empalada por el toro…y sin embargo quizá no aportaba más información que la ya aportada en la descripción de la cogida. El morbo vende y los medios de comunicación pasan por momentos extremadamente malos pero ¿puede ser ésta una circunstancia suficiente para dejar de lado la deontología profesional?.
Autoría de la foto: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Accidente_ferroviario_de_Angrois_cerca_de_Santiago_de_Compostela_-_24-07-2013.jpg bajo licencia Creative Commons BY-SA