Para poder comunicar adecuadamente, es importante conocer cuáles son los elementos básicos de la comunicación y, en concreto, los elementos de la comunicación corporativa.
En primer lugar, está el emisor, es decir, quien difunde el mensaje. En el caso de la comunicación corporativa, el emisor es la marca que emite la información.
El segundo elemento, es el mensaje, que es el contenido que se quiere dar a conocer. La comunicación de las empresas puede incluir diversos tipos de mensajes, que van desde el lanzamiento de un producto o servicio, resultados empresariales, nombramientos, acuerdos, etc.
Además, mensaje se transmite a través de un canal, que es el tercer elemento. Los canales de la comunicación empresarial son muy diversos y dependen del público al que se dirige el mensaje. No utilizaremos los mismos medios para llegar a los empleados que a los clientes potenciales, por ejemplo.
Es importante, además, no confundir canal y soporte. El canal es el medio a través del cual se transmite el mensaje y el soporte es el elemento físico que contiene el mensaje. Por ejemplo, los medios de comunicación son un canal para llegar al público objetivo de una marca, pero hay medios que cuentan con distintos soportes: el papel en el caso de la versión impresa de una revista o la página web en el caso de su versión digital.
Por último, el mensaje llega a un receptor, que sería el cuarto elemento, es decir, el público al que queremos hacer llegar el contenido. Saber a quién nos dirigimos, quién es el receptor, es fundamental para poder elegir el canal y el mensaje.
Dependiendo de las características del público utilizamos unos canales u otros y elaboramos el mensaje con un enfoque y contenido apropiado. En el caso de la comunicación corporativa hay diversos tipos de receptor. A veces sólo pensamos en el cliente o en el potencial cliente, pero las marcas deben dirigirse, además, a sus empleados, proveedores, socios, inversores o a la sociedad en general, según su actividad.
Otros elementos de la comunicación
Además de estos elementos básicos de la comunicación: emisor, mensaje, canal y receptor, hay que tener en cuenta otros muy importantes, como son el código o el contexto.
Un mensaje puede estar codificado de diversas formas: con palabras en diversos idiomas, con imágenes, símbolos… si el receptor no conoce ese código o no se utiliza correctamente, la comunicación nunca cumplirá su objetivo. Es inútil, por ejemplo, enviar un contenido en inglés a alguien que no conozca el idioma.
Pero puede ocurrir también que, aun conociendo el código, el receptor lo interprete de forma incorrecta, si el mensaje no está elaborado con claridad. También puede ocurrir que no lo entienda, si el código no se ha utilizado de forma apropiada para ese receptor. Por ejemplo, si utilizamos un lenguaje muy técnico para dirigirnos a un público que no está especializado en ese tema, lo más probable es que el mensaje no sea entendido.
Por otro lado, el contexto en el que se produce la comunicación, tiene que ser el apropiado para que sea efectiva. Si emitimos un mensaje en el momento erróneo, tampoco cumplirá su función.
Frente al ruido, redundancia
Finalmente, está el ruido, que es todo aquello que distorsiona la comunicación, como el exceso de información de baja calidad, las fake news, etc. Para compensar el ruido es necesaria la redundancia, es decir, la repetición.
La comunicación corporativa es un proceso de continuidad y que obtiene sus mejores resultados a medio o largo plazo. De poco sirve realizar una acción puntual, incluso aunque se consiga algún resultado a corto plazo, porque con el tiempo la efectividad de esa acción se pierde. Es necesario que las acciones de comunicación sean periódicas y continuadas en el tiempo para conseguir resultados estables.
Tener en cuenta todos estos elementos es clave para poder desarrollar una comunicación empresarial de calidad, que haga llegar el mensaje apropiado, de forma eficaz, a todos los públicos objetivos.
Noelia Perlacia
DIRCOM Avance Comunicación