Las cifras del marketing online no dejan lugar a dudas. Cada año los presupuestos de las empresas se incrementan en el marketing digital, puesto que básicamente es más medible, es más económico, es mucho más rápido y tiene la capacidad de poder segmentar de forma muy específica a los públicos que se desea impactar. Sin embargo, el marketing online no es una piedra filosofal que todo lo consigue y hay ejemplos como la disminución de la efectividad del e-mail marketing y de la publicidad display, cuyo uso abusivo ha conllevado su propia decadencia.
En esta era digital, el gran reto es la transformación del consumidor en un sujeto activo, que decide, compara, comenta y crea tendencias, lo que obliga a las empresas a conseguir llamar su atención, ofrecer una experiencia satisfactoria con su producto o servicio y además de hacer todo esto, hacerlo de manera no intrusiva e interactuando de forma activa con sus clientes y potenciales clientes.
La mejor fórmula para alcanzar buenos resultados en esta, a priori complicada, relación con el cliente es la combinación equilibrada entre las fórmulas del marketing convencional y los nuevos soportes digitales, lo que ha venido a llamarse blended marketing. La clave es utilizar de forma lo más estratégica y racional posible los formatos habituales del marketing convencional, con los formatos ya consolidados del marketing online y experimentar con formatos más participativos para interactuar con el cliente, lo cual en el marketing actual se convierte en una factor fundamental.
La actual fragmentación de las audiencias es tan grande en los medios tradicionales, que el factor diferenciador entre el éxito o el fracaso se basa en integrar las nuevas opciones que ofrece el marketing online, con los formatos que desde siempre han demostrado su eficacia. Esto es el blended marketing, el equilibrio y el uso combinado de herramientas para conseguir la fórmula específicia que haga conseguir el objetivo buscado.
El plan de marketing online nunca debe ser desarrollado de forma aislada, sino perfectamente integrado en un plan general de blended marketing. De poco sirve que los objetivos de marketing se diferencien en función del soporte utilizado. La integración de los objetivos generales debe plasmarse en la combinación de las herramientas elegidas, unida, como no, al análisis del sector, del mercado, de la propia empresa y su producto y del target al que se quiere llegar.